En Oriente se utiliza a menudo la imagen del oleaje para expresar el ritmo sutil de la respiración durante la meditación. Y a decir verdad, el hecho simple de caminar por una playa constituye en sí mismo una forma de meditación y de sanación espiritual. El ritmo de las olas produce un efecto relajante, casi hipnótico, que induce a estados alterados de conciencia cercanos a la experiencia meditativa y despierta en nuestra mente sensaciones de calma y serenidad, recuerdos aún no del todo olvidados, reminiscencias, intuiciones e incluso "iluminaciones súbitas". Nos son pocos los artistas, filósofos, creadores, pensadores que encuentran su inspiración a orillas del mar.
Carmelo Ríos - Yoga del agua.