OCÉANO

En la antigüedad, los sabios descubrieron que existía una íntima relación entre el alma humana y el océano. A esta misma conclusión llego el insigne Karl Jung, quién creía firmemente que el mar era una puerta hacia el subconsciente e incluso una forma de acceder al "inconsciente colectivo", reservorio y biblioteca invisible de todo el saber humano y universal.
En Oriente se utiliza a menudo la imagen del oleaje para expresar el ritmo sutil de la respiración durante la meditación. Y a decir verdad, el hecho simple de caminar por una playa constituye en sí mismo una forma de meditación y de sanación espiritual. El ritmo de las olas produce un efecto relajante, casi hipnótico, que induce a estados alterados de conciencia cercanos a la experiencia meditativa y despierta en nuestra mente sensaciones de calma y serenidad, recuerdos aún no del todo olvidados, reminiscencias, intuiciones e incluso "iluminaciones súbitas". Nos son pocos los artistas, filósofos, creadores, pensadores que encuentran su inspiración a orillas del mar.

Carmelo Ríos - Yoga del agua.